LA  LLAMADA.

01.12.2019

La llamada o el ven aquí cuando nuestros perros están sueltos de la correa puede o suele ser uno de los ejercicios más complicado a realizar por los perros, causando al humano problemas y miedos a la hora de quitar la correa y dejar libres a nuestros compañeros.

Los motivos que hacen difícil este ejercicio pueden variar en función del perro y de su responsable, yo nombraré tres de ellos, las influencias externas, es decir, el entorno, las influencias internas, o sea, tipo de perro y forma de ser o de expresarse y por último y muy importante, la relación o tipo de relación que tenemos con nuestro perro.

Algunas de las influencias externas o del entorno pueden ser, la variedad de olores, los diferentes sonidos, la relación con otros perros, la relación con otros humanos, el interés o la curiosidad por otros animales y el aumento de las distancias y referencias del terreno.

Las influencias internas o tipos de perros, nombraré varios, hay animales con más impulso olfativo, esto hace que se alejen del humano y puedan perder las referencias, otros son más dados y entregados al trabajo o la educación, permaneciendo atentos a nuestros movimientos, también los hay independientes, prefieren alegarse y su área de interacción es mayor, o los inseguros o con miedos, que no se mueven de nuestro lado pero si se asustan pueden salir corriendo sin control y no son predecibles y los enérgicos, rebosan energía corriendo ante cualquier estímulo y este exceso de emoción puede despistarles y generarles conflictos.

La relación o tipo de relación que mantenemos con nuestro compañero va a influir en mayor medida al pedirle que venga a nuestra llamada.

Siempre explico a mis clientes que todos hemos sido educados y hemos aprendido en nuestro entorno más intimo y familiar, en casa se inicia desde que nacemos un vínculo de afecto y cariño, vamos entendiendo la importancia de los límites, generamos confianza en nuestros responsables, vamos tomando conciencia de qué y cómo actuar en determinadas circunstancias, aprendemos qué es el respeto, vamos viendo cuales son nuestros derechos y obligaciones, etc.

Dicho esto y tomándolo como ejemplo, con los perros es casi los mismo, ya que es muy importante para ellos la relación con los miembros de su manada, nosotros, siendo casi vital para su emoción, pero hay tres grandes diferencias, una es que el can no posee nuestra parte racional o raciocinio, son más claros e impulsivos, la segunda es la forma de aprendizaje y la tercera, las técnicas de enseñanza que empleamos, no serán las mismas para el perro que para el humano. Somos dos especies animales distintas.

Si en casa, dentro del círculo social más intimo, no poseemos una relación de confianza, de afecto, de experiencias y vivencias juntos, de respeto mutuo, de implicación, haciendo bien nuestro trabajo cubriendo las necesidades del tipo de perro con el que convivimos, de ayuda y colaboración, cediendo y poniendo cada uno de su parte, humano y perro, será muy complicado para nuestro compañero venir al escuchar nuestra llamada cuando está libre sin correa.

Pensad que para ellos, en muchos casos, es más divertido y gratificante jugar con otros perros, seguir el rastro de algún animal o simplemente correr hacia todas las direcciones, que venir hacia nosotros cuando se lo pedimos, no les resulta fácil.

Es importante que tengamos en cuenta que un perro que va muy pocas veces sin correa por la naturaleza o solo se la quitamos en entornos controlados carecerá de experiencia y oportunidades de aprender, sin embargo el animal que pasea semanalmente o con regularidad sin correa posee mucha mas experiencia y aprendizaje.

Óscar Morejón.

Terapeuta y educador canino.

www.eccecanis.com