Hablando de perros

01.09.2018

Artículo publicado en la edición de Septiembre de 2018

Todos sabemos que el perro es un animal muy importante en nuestras vidas desde hace ya muchísimos años, siempre ofreciendo su ayuda, apoyo y compañía en diversas tareas, ya sea a nivel particular o en áreas profesionales.

En las últimas décadas este maravilloso animal ha vivido una evolución, de la misma forma que la hemos experimentado nosotros. El perro se ha convertido en un amigo y compañero desde un plano más emocional, incluso me atrevería a decir que terapéutico debido a su gran capacidad de conectar o comunicarse a través de las emociones. Para nosotros, los seres humanos, es difícil dejarse llevar o funcionar mediante ellas, pero para ellos es mucho más fácil, ya que viven de forma simple, sencilla y clara. En el aquí y el ahora. Aparte poseen otras cualidades, tanto físicas como cognitivas. Gracias a todas estas características, el perro es o puede llegar a ser un gran aliado, diría que uno de los más completos dentro de los animales de compañía. Si logramos relacionarnos y educar a nuestro perro de una forma completa, es decir, desde un plano mental, físico y emocional, podremos formar un gran equipo.

Si logramos relacionarnos y educar a nuestro perro de una forma completa, es decir, desde un plano mental, físico y emocional, podremos formar un gran equipo.

Por lo que respecta a las emociones, tenemos que tener en cuenta que nuestro compañero, el perro, obtiene la mayor información de ellas. De hecho, tiene acceso a una amplia gama de sensaciones, pues las emociones son diversas y muy extensas. Incluso tiene acceso a más información porque conecta con ellas sin la influencia del raciocinio, es decir, nuestra parte racional o mental. Solo basta con que observemos a nuestro perro y podremos ver cómo muestra o demuestra sus emociones y sensaciones en función del entorno, la situación, la circunstancia, la persona... Esto ocurre porque sienten y perciben todo tipo de emociones. Las podemos dividir en dos grandes grupos: las emociones visuales y las no visuales o internas. Las primeras serían aquellas más evidentes, por ejemplo, si te sientes triste tu perro lo notará y vendrá a consolarte. Y las emociones no visuales o internas son aquellas que no enseñamos, principalmente porque ni siquiera nosotros percibimos o somos conscientes de ellas, pero que están ahí. Y como hemos dicho, el perro tiene más capacidad sensorial gracias a la inhibición de su parte mental, de modo que ellos sí las sienten. Y de ahí que muchas veces se comporten de forma que no entendemos. ¿Qué hay detrás de ese comportamiento o mejor dicho qué hay de mi detrás de ese comportamiento? Más adelante hablaremos de la ley del espejo. De momento lo dejaremos en que, ante cualquier tipo de situación "no normal", lo primero que debemos hacer es encontrar esas emociones para poder entenderlas y en segundo lugar hacer los cambios que necesitamos. En nuestro amigo están todas las respuestas, así que solo hay que saber y, sobre todo, querer leerlas. Se trata de una información muy válida para nosotros y nuestro perro que, además, nos brinda la oportunidad de educarnos a la vez que educamos a nuestro querido amigo.

Óscar Morejón, terapeuta y educador canino

                                                                         Eccecanis, "Educar para educarte"