El Correcán.

He podido comprobar tras años de trabajo y oficio que en el correcán se aprende muchísimo, de nosotros, de nuestros perros, de las demás personas y sus perros, de las situaciones agradables y desagradables etc. Para mi es o puede ser un buen campo de pruebas y de trabajo en muchos sentidos y aspectos, tanto para los humanos como para los perros.
Me gusta que el correcán sea lo más grande posible para que los perros tengan espacio suficiente para correr y en situaciones de estrés, no se sientan tan agobiados. A poder ser, también me gustan aquellos que tienen las vallas altas, por seguridad.
Estos espacios preparados y acondicionados para poder soltar a nuestros perros tranquilamente son un buen lugar para observar y aprender, por ejemplo, como son nuestros perros y como se manifiestan en diferentes situaciones y ante diferentes canes. Por otro lado estamos dando la oportunidad a ellos de relacionarse y en consecuencia, también a nosotros, los perros también toman mucha experiencia y adquieren habilidades sociales.
Este es o debería ser el principal objetivo y la verdadera intención.
Es importante saber cual es nuestro objetivo y qué intención tenemos a la hora de ir al correcán, para poder saber qué hacemos, cómo y por qué, sobretodo para disfrutar en estos lugares junto a nuestros perros y otros humanos.
Me explico, en ocasiones hay personas que van con la intención de tirar la pelota a su perro para cansarlo, en este caso el perro solo ve y se centra en la pelota, se relacionará poco o nada con otros perros. Además existe la posibilidad de que aparezca un conflicto con otros perros ( posesión de recursos ), si nuestro perro no es dominante por la pelota igual otros si lo son.
Detrás de la acción de tirar la pelota también está el miedo a que nuestro perro se relacione, mientras le tiramos la pelota lo tengo ocupado y pasa del resto, no se relaciona.
Miedo a que no haga caso a nuestras órdenes o se pueda escapar y salirse por la puerta, mientras le tiramos la pelota lo tenemos controlado y obsesionado por la pelota y con nosotros, tampoco se relaciona. Hay más intenciones detrás del hecho de tira la pelota pero he nombrado las más importantes.
Somos nosotros, los humanos, los responsables de educar y mostrar con nuestra actitud, mental, emocional y física, qué intención tenemos, cómo vamos al correcán. ¿Vamos con miedo? ¿ Enfadados? ¿ Con soberbia? ¿Tristes o nerviosos? ¿Para qué vamos? ! Vamos para disfrutar viendo jugar a nuestros perros!
Digo esto porqué a veces nos sucede que no nos gustan estos sitios, por las personas y perros que hay, realmente es una excusa entre otras cosas, seamos conscientes o no. Siempre podemos buscar otro correcán con mejor ambiente y donde nos sintamos mejor, ahora bien, si no encontramos el lugar adecuado o en todos los correcán vemos un problema, igual el problema está en nosotros.
Una vez me enseñaron que ante otras personas y sus perros no podemos hacer nada o muy poco, pero sobre nosotros y nuestros compañeros de cuatro patitas, sí podemos. Debemos centramos en cual es nuestra emoción y comportamiento para mejorar y cambiar.
Cuando ya tenemos o llega a nuestras manos un perro adulto que no ha tenido la oportunidad de relacionarse y de tomar experiencia, además ya tiene comportamientos agresivos o la emoción está desbordada, tenemos que tomar medidas.
Medidas físicas, por ejemplo con la ayuda de algún bozal o cuerda larga, medidas emocionales, haciendo un trabajo de gestión de la emoción en el humano y en el perro, por último tomaríamos medidas mentales con nuestra actitud y abiertos a la posibilidad al cambio. Yendo y poniendo todo lo que podamos de nuestra parte seguro que iremos consiguiendo que nuestros perros se relacionen, entendiendo que necesitarán tiempo, constancia y comprensión.
Si no es posible o no nos sentimos preparados para tomar dichas medidas, siempre podemos pedir ayuda a otras personas o a un profesional.
Óscar Morejón.
Terapeuta y educador canino.
www.eccecanis,com