El compromiso de la responsabilidad

01.03.2019

Este mes voy a exponer el caso de Denver (cruce de Dogo Argentino) y sus responsables, una pareja compuesta por chico y chica.

En la primera visita a esta familia me encontré con su indignación e incomprensión hacia Denver y su comportamiento. Cuando éste se quedaba solo en casa no controlaba sus necesidades y además las hacía en grandes cantidades, como si no hubiera salido a la calle ni hubiera hecho las mismas al salir, cuando lo hacía 2 ó 3 veces al día. Además, junto con los pipís también se encontraban alguna trastada. Esta situación preocupaba a sus dueños por la parte higiénica o falta de higiene que suponía y les incomodaba, pues el piso olía a orines ya que se daba cada día al quedarse solo. Cuando estaban con Denver en casa, en cambio, se comportaba con normalidad. De hecho, es un perro más bien tranquilo y sumiso, aunque es cierto que al verlo noté en él cierta ansiedad o intranquilidad interna. Sin ser un perro muy ansioso percibí cierto desasosiego en él. Algo necesitaba o quería de sus responsables que no le estaban dando, así que al realizar la entrevista a esta joven pareja tomé todos los datos que necesitaba para llegar al "para qué" del comportamiento de su perro.

Mi primera impresión o sensación fue percibir por parte de sus responsables que desconocían realmente el perro que tenían y, por tanto, qué necesitaba desde los tres planos ( mental, físico y emocional). Además, al ver su indignación sentí que no eran para nada conscientes de su responsabilidad sobre Denver y su comportamiento, pues creían y pensaban que era un problema del perro y no de ellos o su trabajo con él.

En este sentido, es muy importante ver cómo es nuestro día a día con el perro. Esta joven pareja paseaba a Denver 3 veces al día, sí, pero estos paseos eran cortos y no de mucha calidad. No iban al pipican ni a la montaña y, por tanto, Denver no ejercitaba, no jugaba ni se relacionaba ni disfrutaba lo suficiente, como necesita disfrutar y desahogarse un perro. Y hay que tener en cuenta también el tipo de perro que tenemos, ya que cada uno tiene unas necesidades físicas concretas, y en este caso se trataba de un cruce de dogo argentino, grande, fuerte y muy ágil.

La clave de la cuestión es el compromiso diario con tu perro, dándole lo que necesita según sus características y necesidades y de manera completa (mente, cuerpo y corazón). Y lo más importante del trabajo con Denver fue justamente ése, el compromiso de la responsabilidad, sabiendo cuáles son las prioridades en nuestra vida y asumiendo y entendiendo cuáles deberían ser al convivir con un perro. ¿Qué es nuestra responsabilidad y qué no? Si algo está claro es que nuestro perro lo es y, por tanto, también su comportamiento.

Tuve una charla con los dueños de Denver donde éstos tomaron mucha conciencia de la falta de implicación por su parte ante el problema, evidentemente por falta de información, y automáticamente se pusieron manos a la obra en su trabajo, tanto dentro como fuera de casa. Lo más importante fue el compromiso que tomaron en ese momento con el perro que tenían y su implicación, con todo lo que ello conlleva. En definitiva, asumieron su responsabilidad diaria con Denver, dándole aquello que necesitaba.

Los cambios en el comportamiento del perro fueron inmediatos gracias justamente a que sus dueños también fueron muy rápidos en entender mentalmente qué pasaba, qué es lo que sentían y cómo se sentían emocionalmente respecto a esa situación y físicamente viendo qué hacían y cómo lo hacían. Así consiguieron tomar conciencia del problema y transformarlo con compromiso y responsabilidad.

Gracias a M y M, y por supuesto a Denver. ¡¡¡Gran trabajo chic@s!!!

Óscar Morejón, Terapeuta y educador canino